Adhiriendo a la declaración del presente año 2011 por la Asamblea General de las Naciones Unidas como el Año Internacional de los Bosques, y a que en sintonía con ello Juan Carlos Chebez y Mariano Masariche han publicado su nuevo y hermoso libro “Nuestros Árboles”, les traigo el recuerdo de las palabras de Marcos Sastre.
Uruguayo, nacido en Montevideo en 1809, pero cuya actividad fue desarrollada básicamente en la Argentina.
Educador y promotor de la cultura nacional, sin descuidar un notorio interés por los recursos naturales.
Fue el artífice del célebre “Salón Literario” que funcionaba en la trastienda de su "Librería Argentina" y nucleó a la intelectualidad de la época que forjó el pensamiento nacional que dominaría la última mitad del siglo.
Colaboró con varios medios periodísticos y entre sus obras de distintos géneros se encuentran, “Anagnosia”, "Cartas a Germania", pero fue sin dudas “El Tempe Argentino”, quien lo descubre como un eximio observador de la naturaleza.
Su estadía en San Fernando, provincia de Buenos Aires, lo inspiró para desarrollar esta destacada obra que describe magistralmente al delta bonaerense.
Murió en Buenos Aires el 15 de febrero de 1887.
Fragmento del capítulo “Los Árboles”, de El Tempe Argentino:
“¿Qué compañeros más útiles del hombre que son los árboles, que a la vez que amenizan su mansión, mantienen la fertilidad del suelo que cultiva?
Los árboles protegen las vertientes, impiden la pronta evaporación de las aguas, y atraen las lluvias y los rocíos.
Los árboles depuran la atmósfera de los gases perniciosos, exhalan el oxígeno que nos da la vida, depuran y fecundan el suelo que los nutre, después de colmarnos de sus dones.
Los árboles nos dan alimento, medicina, vestidos, casas, muebles, utensilios, embarcaciones, vehículos de toda clase y mil productos necesarios para las artes todas.
Los árboles nos refrigeran con su aroma en el verano y mantienen el fuego del hogar en el invierno; nos protegen contra el huracán y contra el rayo; ofrecen abrigo a las aves y forraje a los ganados; proporcionan recreo a nuestros ojos, melodía a nuestro cuerpo, y elevación a nuestro espíritu.”
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