En el boletín de marzo de este año anunciamos el nacimiento en libertad de la primera cría de la osa Tota, de origen salteño. Esta noticia nos alegró especialmente porque suponía la segunda hembra que daba a luz en la Reserva y porque además nos permitía evaluar el efecto que los arneses con radiotransmisores colocados sobre hembras adultas pudieran tener sobre la lactancia y la crianza de oso recién nacidos. Hasta donde sabemos no existen estudios que hayan seguido el impacto de estos arneses sobre la reproducción de los osos hormigueros.
Además de esto, algunos recordarán que Tota estuvo perdida y alejada de los otros osos por más de un año, hasta que fue recapturada y llevada de vuelta al área de reserva donde habitan sus congéneres.
Hoy, tres meses después del nacimiento de la cría, podemos decir que ésta crece adecuadamente y que el arnés que porta su madre no parece haber di cultado su supervivencia durante estos primeros y críticos meses de vida.
De hecho, el tener la madre marcada, nos ha permitido observar por primera vez la evolución de una cría nacida en vida libre, incluyendo los cuidados impartidos por la madre, los juegos que ambas desarrollan o cómo la cría va aprendiendo a comer hormigas.
Además de esta buena noticia, el 30 de Abril Karina Spoering estaba realizando el seguimiento periódico de Formoseña, una de las osas adultas presentes en la Reserva, cuando vio que ésta salía corriendo de un área de vegetación densa. Hasta ese momento todo era normal y nos sirvió para saber donde estaba la osa y que parecía estar en buen estado de salud. De pronto, Karina escuchó un sonido agudo que salía de entre los arbustos y cuando se acercó a averiguar de qué se trataba vio una cría de oso hormiguero recién nacida de oso que todavía conservaba partes de la placenta sobre su cuerpo. La cría estaba obviamente llamando a su madre, por lo que Karina tomó unas fotos rápidas y se alejó del lugar para evitar la separación de la cría y la madre.
Por un lado la noticia era excelente, pero también nos quedó la preocupación de si la aparición casual de una persona en un momento tan delicado no podría crear un rechazo de la madre hacia la cría o separar a ambas. Por esto, decidimos dejar pasar varios días antes de tratar de ubicar de nuevo a la hembra y su cría, para así favorecer el desarrollo del vínculo materno- lial sin perturbaciones. Desgraciadamente, logramos ver a Formoseña 10 días después y no vimos que portara una cría a su espalda. Después de esa fecha la volvimos a ver y pudimos confi rmar que, efectivamente, se había perdido la cría.
A pesar de lo lamentable de esta pérdida, consideramos que se trata de una noticia positiva al confirmar que otra hembra más ha logrado dar a luz en la Reserva Iberá. Esto es especialmente auspicioso en el caso de Formoseña, ya que se trata de una osa adulta que fue rescatada por nuestros veterinarios en un estado cercano a la muerte, y que se ha logrado recuperar hasta vivir libre en el Iberá e, incluso, hasta llegar a ser madre. Con fiamos en que el próximo año pueda sacar adelante a una nueva cría.
Finalmente, para terminar con esta crónica de nacimientos, queremos anunciar que la semana pasada, al revisar las tomadas fotos tomadas por nuestras cámaras trampas, pudimos comprobar que Ivoty —la primera osa liberada en el Iberá— había dado a luz a su tercera cría consecutiva en los últimos tres años. ¡Grande Ivoty!
Con fiamos que esta dinámica de aumento de nacimientos en la población reintroducida se mantenga para que el próximo año repitan las hembras que han dado a luz esta temporada y se sumen a éstas las otras dos hembras adultas que llevan tiempo viviendo libres en la reserva (Mishky y Bomba).
Si logramos esto, sumado a la alta supervivencia de los animales liberados, estaríamos acercándonos al momento en que la población de osos reintroducidos en el Iberá sería autosustentable a largo plazo.
Fuente: Boletín Informativo N° 23, junio de 2011
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