Durante el mes de marzo de este año los biólogos responsables del seguimiento de los osos hormigueros liberados en el Iberá dejaron de recibir la señal emitida por el radiotransmisor colocado sobre Arandú, un ejemplar macho de la especie. Desde entonces se realizaron diferentes búsquedas por tierra y desde avión para recuperar esta señal y así comprobar que el animal se encontraba en buenas condiciones. Estas búsquedas resultaron infructuosas por varios meses.
Afortunadamente, el 23 de julio el biólogo Pablo Díaz y el piloto Ricardo Quintana realizaron un vuelo de amplio recorrido en busca de este animal. De este modo, cuando estaban a unos 45 km de la Ea. Rincón del Socorro y afuera de la Reserva Natural de Iberá pudieron escuchar el sonido emitido por el radiotransmisor de Arandú.
Esta localización fue especialmente afortunada porque el animal estaba a 400 metros de la carretera y porque justo ese día se encontraban en la zona los veterinarios del proyecto que suelen realizar las recapturas de estos animales. Así que en apenas dos horas desde que se localizó al animal ya estaban llegando al lugar los veterinarios para recapturarlo con un dardo narcótico y trasladarlo de nuevo a la Reserva de Iberá junto con el resto de sus congéneres reintroducidos.
Gracias a esta recaptura Arandú comparte de nuevo área de campeo con otros osos del proyecto. Este reencuentro tiene un fuerte significado afectivo para nosotros ya que Arandú fue la primera cría que ingresó al proyecto cuando apenas contaba con dos meses de edad y 1,7 kg de peso en junio de 2007. Desde ese momento el osito fue criado con una figura de oso hormiguero que se construyó de manera experimental para evitar que creara vínculos afectivos fuertes con las personas que luego dificultasen su liberación.
Arandú fue liberado en la Ea. Rincón del Socorro en agosto del 2008. En el momento de su reciente recaptura el animal se encontraba en perfecto estado de salud y pesaba 38 kg, lo que muestra que ha logrado adaptarse adecuadamente a un ambiente silvestre durante los últimos dos años. Esperamos que este macho, que ya es un animal adulto, pueda aparearse con alguna hembra esta primavera y contribuir con una cría a la restauración de su especie en el Iberá.
Fuente: Boletín Proyecto Oso Hormiguero, N° 19, agosto de 2010.
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