Cosas del Monte V: El Yacú Toro

Autor: Juan Carlos Chebez

Si andando por una picada oímos un canto con reminiscencias de mugido, que baja desde lo alto de los árboles es que el Yacutoro (Pyroderus scutatus) anda cerca. Con su tamaño de 46 cm de largo y su color enteramente negro con excepción de la garganta escarlata, el Yacutoro es un pájaro gigante.

Es decir un ave de percha emparentada con los anambés y el pájaro campana de mayor porte y que a pesar de su nombre vulgar nada tiene que ver con las verdaderas pavas de monte o "yacués". El nombre de "toro", presente también en otra de sus denominaciones en Misiones: "Pájaro Toro", vendría de su voz con remedos de mugido aunque en realidad es mas bien parecido al sonido que surge cuando soplamos dentro de un botellón vacío. Esa voz grave se propaga bien por la selva entre el ramaje y permite que la escuchen a buena distancia (hasta 2 km) otros congéneres.

En la época del celo esto es particularmente importante para que se congreguen algunos machos junto a una hembra y comiencen un despliegue nupcial sonoro de voces mientras ejecutan movimientos con sus cuerpos inflando las gargantas rojas que se vuelven así más notorias y llamativas. Ese curioso babero rojo hizo que el célebre naturalista español "Félix de Azara" lo bautizara con el mote de "Urraca degollada" ya que parecía haberse chorreado con la sangre originada en un tajo en la garganta.

De hábitos reservados no es mucho lo que se sabe de su biología, solo que emite su canto inflando el cuello y haciendo muy visible el globo gular, principalmente por la mañana cuando se dan cita cerca de los árboles fructificados que le brindan alimento. Estos sitios los brasileños los llaman "cemas" y allí se producen reuniones de hasta 10 individuos que, como ya dijimos, en época sexual compiten en su despliegue para cautivar a las hembras.

Son consumidores de frutos especialmente de mirtáceas, como los de las pitangas, y del ambay sin desdeñar otros que a pesar de su tamaño tragan para regurgitar luego la semilla si es muy grande. Los arrancan de los árboles en un vuelo violento y los montaraces saben bien que estas aves se congregan a  menudo en los mismos comederos de los tucanes con los que comparte gran parte de su dieta.

Su nido estaría construido con ramitas pequeñas y ubicado en las ramas de los árboles recordando por su poco trabajo y el material escaso al de las palomas. Los huevos serían ocráceos con manchas lilas o sepias.Capturado a veces por su carne que no resulta nada  sabrosa o para intentar su mantenimiento en cautiverio como ave ornamental, pero mayormente sin mucha expectativa de supervivencia.

La mayor amenaza para la especie es el desmonte, por esa razón en Brasil ya figura en la lista oficial de especies amenazadas ya que escasean cada vez más las superficies de monte que contengan suficientes ejemplares para su complejo despliegue nupcial. En Argentina si bien en selvas cercanas ya sería más bien raro, en Misiones sigue poblando selvas cercanas a populosas ciudades en el último intento de acompañarnos si decidimos abandonar la despiadada guerra a la selva.



18 de Marzo de 2010

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