Zarapito ojalá hubiera visto también a tu hermano

Autor: Diego Ferrer

De visita por la república de Chile en octubre de 2013, pude observar en una recorrida por las playas de Viña del Mar a un par de ejemplares del Zarapito (Numenius phaeopus). Esta ave que en la Argentina conocemos con su nombre vernáculo de Playero Trinador, visita esta región como parte de una migración extensa y sorprendente desde el hemisferio norte, a la cual nos tienen acostumbrados chorlos y playeros. El mejor representante claro está es el espectacular playero rojizo y su máxima estrella el “B95”, llamado así por el anillo que porta en su pata. Este animalito debe andar, según cálculos estimados, en un ida y media vuelta hasta la luna, en términos de kilómetros andados.

Volviendo a nuestro Zarapito, caminaba e inspeccionaba la playa siguiendo el vaivén de las olas. Con su largo pico negro y encorvado se procuraba alimento introduciéndolo en forma repetitiva en la arena y en la resaca del mar. Este ritmo danzante permitió que me acercara con mi cámara y pudiera obtener algunas fotos para su correcta identificación. Si bien se comportaba bastante confiado, luego de cruzar la línea implícita de “avance peligroso” entre humanos y pájaros, se retiraba hacia otro sector con cortas carreritas o volaba lejos del alcance.

Decidí entonces mantenerme a distancia, pero se vio nuevamente amenazado por un surfer reiterativo en su montaje sobre las olas y luego por una horda de escolares que decidieron pasar la tarde en la playa e invadir su sector, no precisamente en contemplación de la naturaleza. Por lo tanto, el charadriiforme optó por volar más lejos y poner fin al asedio humanezco.

Esto no hubiera pasado más allá de un encuentro con un ave nueva para mí, ya que si bien visita nuestro país (puede estar presente en la costa desde Buenos Aires hasta Tierra del Fuego e Islas Malvinas), no había tenido oportunidad de observarla. Sin embargo, no pude dejar de recordar a su pariente de género: el Playero Esquimal o Zarapito Boreal (Numenius borealis). Esta ave sólo puede estar en el recuerdo por dibujos y pieles de museo, ya que se extinguió. Si, como lo lee, no podremos verla ni usted (que se tomo el tiempo para leer esta nota), ni yo, ni mis hijos, ni sus hijos, ni nadie. Desapareció del planeta y sólo nos queda alguna vaga esperanza de verlo nuevamente por ahí, en una remota isla o playa deshabitada de este o aquel hemisferio, y que ocasionalmente alguien transite por allí munido de una cámara de fotos o con una vista prodigiosa para identificarlo. Y a esto sumémosle que quiera o le llame la atención la avecilla que corre por la playa y que generosamente averigüe o consulte que corno era eso que vio. De lo contrario quedará en la memoria de un anónimo para toda la eternidad. En fin, sólo con esta cadena de coincidencias podremos saber que sigue existiendo.

Estas elucubraciones de mi mente no pudieron dejar pasar el por qué de su desaparición. Y fui y busqué el libro “Los que se van”, de Juan Carlos Chebez, gran naturalista que dio la Argentina. Allí menciona lo misterioso de su aparente extinción relacionándolo a la transformación y poblamiento de las Pampas donde solía invernar o a la caza, motivo por el cual era conocido como “Becasina Doble” por su mayor tamaño corporal. A esto pudieron haber influido los cambios climáticos para terminar de diezmar la población ya presionada por las actividades antrópicas.

Cerré el libro y pensé sobre esta ave. Luego advertí lo afortunado que fui de poder ver un ave migratoria del hemisferio norte, la cual pone en riesgo su vida como tantas otras cada vez que decide hacer los miles de kilómetros que hace. Repasé mentalmente los riesgos que puede enfrentar en cada sitio de parada y finalmente los que existen al llegar a nuestro fin del mundo. Y me dije nuevamente, ya levantando la voz, “¡que afortunado!”. Acto seguido pensé como podía hacer para ayudar a protegerlos. Y me puse a buscar la forma… igual que lo va a hacer usted… ahora… ¿o no?

Foto: Diego Ferrer

Bibliografía consultada

-ARAYA, M.B. & G.H. MILLIE. 1986. Guía de campo de las aves de Chile. Santiago de Chile: Editorial Universitaria.

-CHEBEZ, J. C. 2008. Los que se van. Fauna argentina amenazada. Tomo I. Problemática Ambiental. Anfibios y Reptiles. Editorial Albatros. Buenos Aires

-JARAMILLO, A. 2005. Aves de Chile. Lynx Edicions, Barcelona.

-NAROSKY, T. & D. YZURIETA. 2010. Aves de Argentina y Uruguay: Guía de Identificación. Edición Total. Vázquez Mazzini Editores, Buenos Aires.



31 de Diciembre de 2014

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