Unos pocos libros, una obra inmensa. Un escritor para el Chaco que se pierde

Autor: Diego S. Olivera

Si acaso dentro de veinte o treinta años alguien me dijera con absoluta convicción y esgrimiendo pruebas irrefutables, ya sea en persona o a través de un artículo periodístico, o bien por intermedio de una noticia en televisión o internet, que el escritor Jorge Washington Ábalos fue en realidad una persona terrible, con vicios y maldades e intenciones y costumbres deleznables, podría yo ser presa de una tristeza inenarrable y estimo que sucedería desgracia análoga a los numerosos lectores anónimos pero fieles que ha de tener aún hoy en día tanto en la Argentina, como en países hermanos. Insisto, si aquello pasara, se derrumbaría una gigantesca construcción simbólica positiva que hace algunos años vengo cultivando sobre el personaje –y persona- en cuestión, desde que descubrí uno de sus libros, uno de esos libros que resulta aún hoy una suerte de perla entre ásperas piedras, ubicado en mi biblioteca cerca de otras obras quizás excelentes desde el punto de vista técnico o estilístico, pero carentes de honda espiritualidad y sentido humano. Ese libro se titula “Shalacos”. Sin embargo, ahora que me detengo a recordar los títulos de sus obras y trato de rememorar pasajes de sus capítulos, diría que todas ellas encierran una misteriosa capacidad de atrapar al lector y enternecer a las almas más rígidas. Una prosa certera, franca, despojada, con los regionalismos oportunos, de ritmo ágil por trechos y buscadora de moralejas y bellezas naturales y humanas cala hondo con facilidad en el espíritu del lector sensible.

El supuesto con que comienzo estas líneas sería, como digo, terrible para mí, pero me tranquilizo al saberlo un imposible. Tan imposible como pensar que, por ejemplo, las leyes de la física, denodadamente postuladas por los científicos de casi todas las épocas como inquebrantables y exentas para siempre de excepciones a la regla de repente un día se modifican por un incomprensible nudo que desata el destino y dejan así de ser aquellas leyes creídas inamovibles.

Ábalos se trata, a mi parecer -por los motivos que expreso en este texto y otros muchos que ustedes mismos descubrirán-, de uno de los más grandes escritores de la Argentina, y, aventuro, del universo rico y diverso de las letras hispanoamericanas. Explico el por qué: Ábalos llegó a ser en su época –y merece serlo hoy día también- un traductor y un divulgador increíblemente eficaz de la vida campesina en el chaco santiagueño, en el centro geográfico de la Argentina. Difícilmente pueda negarse eso. Ábalos docente, fue un maestro enamorado de sus alumnos en el más inocente y profundo de los sentidos y comenzó esa, una de sus tantas vocaciones, a la temprana edad de los 18 años. Varias décadas después de aquellas clases impartidas en medio del monte, a orillas del río Salado, en un rancho de adobe que hacía las veces de escuelita, el maestro volvió a visitar a sus alumnos, generándose en aquellos encuentros anécdotas maravillosas que dejaré a ustedes descubrir.
Ábalos fue además un naturalista hecho y derecho, como lo confirman sus descripciones del paisaje chaqueño, sus bichos, sus plantas, su clima tórrido inclemente. Y fue a la par un humanista consumado, incansable y pleno de pasión. Fue un hombre enormemente humano, y probablemente me quedo corto con la expresión.

Y si tuviéramos que hablar de sus aportes a la medicina, una biografía entera del personaje podría escribirse en torno a ese único eje temático. La prevención de las numerosas afecciones que padecía la gente de campo, los paisanos de aquel entonces, su encomiable dedicación por resolver los problemas sanitarios de esa gente, su incansable colaboración para con el Dr. Salvador Mazza, quien recibía de Ábalos, entre otras encomiendas, cientos de ejemplares de vinchuca para las primeras investigaciones sobre el luego denominado “mal de Chagas”, serían algunos de los temas a tratar. Sumando las múltiples facetas que desarrollaba, tendremos cabal idea de la obra de este maestro, médico y soberbio escritor, quien fuera designado, por ejemplo, con el cargo de Director Organizador del Centro de Zoología Aplicada (institución aún hoy en funcionamiento pleno, dentro de la Universidad Nacional de Córdoba) y su mérito en este mundo cobraría así una dimensión casi inabarcable.

Algunos de sus libros son: “Norte pencoso”, “Shunko”, “Terciopelo, la cazadora negra”, “Coplero popular”, “Shalacos” (nombrado más arriba), “Don Agamenón y Don Velmiro” y “Qué sabe usted de víboras”. Todos ellos son bien distintos entre sí y descubriremos en ellos diferentes géneros literarios: novela, relatos, descripción geográfica, algunos de los diálogos costumbristas mejor logrados, etc.

Les dejo esto como inquietud, de manera que con afanosa curiosidad busquen y hallen esos títulos. Una pista: en las librerías de saldos y ferias siempre algo puede aparecer, y a precios notablemente bajos. Entrando de a poco en la obra de este buen hombre, un mundo maravilloso se nos presentará y pronto nos descubriremos leyendo una y otra vez sus conmovedores escritos.

He aquí un sucinto ejemplo de su prosa cautivante: “Juegan al tatetí en el improvisado tablero hecho en la tierra a punta de espina de vinal. Los partidos se suceden sin comentarios; de vez en cuando echan una mirada a las ovejas y cabras que rumian tendidas en el suelo, entrecerrando los ojos al viento norte” (fragmento de “Shunko”, 1959).

Para conocer todos los detalles de su vida, escritos con pasión y exactitud basta leer una biografía sobre él escrita por su amigo Feliciano Huerga (“Genio y figura de Jorge W. Ábalos”, EUDEBA. 1981). De este libro rescatamos estas palabras: “A esa clase de escritores, de poetas, que componen sus libros con vidas, antes que con palabras, pertenece Ábalos”

Valga este humilde y breve comentario para generarles la inquietud sobre la personalidad y la labor de Jorge W. Ábalos, un personaje casi olvidado de nuestra cultura. Acercarnos a su obra y su vida implicará acercarnos al corazón de la región chaqueña para comprenderla y protegerla. Cuando los argentinos nos decidamos a querer y proteger al Gran Chaco, habrá un destello de esperanza. Si además surgen a la par almas sensibles como Ábalos que reflejen las bellezas de la región en sus textos, la esperanza se transformará en segura alegría y certeza de un cambio que se vuelve cada día más necesario.



24 de Febrero de 2011

Comentarios



  1. #1   Aldo Chiappe dijo: 25.02.2011 - 19:09hs Excelente texto!
    Complacido por coincidir en la valoración de este gran escritor de profunda sencillez y una sensibilidad y una ternura unicas.
    Agradecido por la valiosa intención por rescatar del olvido de este hombre extraordinario.

  2. #2   Enrique H. Bucher dijo: 26.02.2011 - 10:30hs Muy buen trabajo, y muy acertado el mensaje. Tuve el placer de trabajar varios años con Jorge Abalos, quien fue el primer director del Centro de Zoologia Aplicada de la Universidad Nacional de Cordoba. Ademas de un ser humano extraordinario y un escritor notable, era un cientifico agudo y sagaz, aunque no siempre fue reconocido como tal. Su contribucion a la taxonomia y biologia de las arañas del genero Latrodectus basadas en criterios muy novedosos para la epoca le valieron reconocimiento mundial, y una invitacion para trabajar por un año en la universidad de Harvard.

  3. #3   Diego S. Olivera dijo: 27.02.2011 - 15:50hs Muchas gracias Aldo y Enrique por sus palabras. Me alegra les haya gustado!
    Enrique agradecido por tus comentarios y aclaraciones. Enriquecen sin dudas mi breve aporte. Es cierto.., omití sus investigaciones sobre las viudas negras y es super importante. Gracias por comentarlos. Y qué bueno que lo hayas conocido personalmente, imagino habrá sido un gusto tratarlo.
    muchos saludos!
    Diego

  4. #4   Claudio Bertonatti dijo: 27.02.2011 - 16:55hs El día de hoy tiene muchas alegrías disparadas por Diego, el comentario de Aldo y las revelaciones del Dr. Enrique Bucher, a quien le pregunto si tiene algo escrito sobre Ábalos, porque me interesaría mucho (y veo que no solo a mí, afortunadamente). Un abrazo a todos los mencionados. Claudio

  5. #5   Horacio Aguilar dijo: 27.02.2011 - 17:16hs Qué bueno encontrar tanta gente amiga de W. Àbalos y de la literatura y autores tantas veces ollvidados, Felicitaciones Diego. Enrique qué lindos datos.

  6. #6   Jorge D. Williams dijo: 27.02.2011 - 20:07hs Felicitaciones Diego por el artículo. Al fin se hace justicia recordando personalidades geniales pero poco recordadas de nuestra patria como Jorge W. Abalos. Fue un gran gusto leer este rescate de un argentino tan valioso.

  7. #7   Silvia dijo: 27.02.2011 - 21:23hs Diego, te felicito por tu excelente trabajo.

  8. #8   Carol S. B. dijo: 28.02.2011 - 02:44hs Dieguito, el primer mail que abrí hoy y casi te dría que por poco el único, por cuestiones personales.
    Te comento que me transmitió una profunda sensación, ya que debo confesar no lo he leído en profundidad ni mucho menos, sólo en fragmentos y en algún momento que sí fue advertido según recuerdo firmemente al leerte, como una obra especial. Gracias por compartirlo.

  9. #9   Jose Ma dijo: 28.02.2011 - 18:38hs Gracias amigos por la referencia literaria y rescattar a un escritor singular
    A todos gracias,

    jmmusmeci

  10. #10   Diego S. Olivera dijo: 04.03.2011 - 19:53hs muchas gracias por los comentarios de todos
    contento de haber sumado este aportecito
    luego les escribo personalmente
    abrazos!
    Diego

  11. #11   Diego S. Olivera dijo: 05.03.2011 - 22:47hs a pedido de Gabriel Rodríguez sumo este comentario suyo sobre la nota, confieso no sin un poco de pudor por subirlo yo mismo, pero va de todos modos y le agradezco mucho por supuesto a él también.
    Va su comentario, que sin dudas suma y enriquece lo que todos ya escribieron:

    "Impecable descripción de este gran personaje del que sólo leí hace mucho tiempo ya "Shunko"; si mal no recuerdo en esa conocida colección de color rojizo oscuro de "Ediciones Selectas". Poco y nada recuerdo ya pero te aseguro Diego que con esta nota reavivaste en mi un gran entusiasmo por leer más cosas de Ábalos. Gracias por entregar unos minutos de tu tiempo para recordarnos a este personaje y hacer un aporte al alimentar nuestras inquietudes literarias. Chau"

    Gabriel Omar Rodríguez

  12. #12   Javier Heredia dijo: 06.03.2011 - 10:22hs Me parece muy buena idea rescatar la figura de Abalos, recuerdo haber leido Shunko con tanto placer y despues haber ido a estudiar el Quichua de Santiago del Estero con Domingo Bravo, otro intelectual impensado para esos sitios y esos tiempos.Influenciado por aquel libro.
    Acabo de leer un trabajo de Abalos sobre las serpíentes de Santiago del año 1964 que en la hemeroteca de la Universidad de Cba. esta dedicado por Abalos al Dr. Luti otro grande que se nos fue hace poco.

  13. #13   Claudia Huerga dijo: 24.04.2011 - 10:25hs Hola, navegando, navegando me encontré con esta pagina, soy hija de Feliciano Huerga...recuerdo largas tardes de charla entre mi padre y don Abalos...Shunko fue uno de mis primeros leidos allà por el '80...aún me recuerdo buscando las traducciones del quechua al final del libro...aún recuerdo que uno de mis primeros dibujos fue la cara del que yo imaginaba niño y de guardapolvo blanco...que lingo hallazgo aquí, saludos!

  14. #14   Diego S. Olivera dijo: 21.06.2011 - 21:30hs Estimada Claudia
    espero veas este correo (lo mismo Enrique). Me gustaría poder comunicarme con ambos y nos tengo sus respectivos correos, si me lo pudiesen enviar a kdt_dso@yahoo.com.ar les agradecería.
    saludos!
    Diego

  15. #15   Claudia Huerga dijo: 22.10.2011 - 14:26hs Tarde veo tu respuesta, pero tarde no es igual que nunca...jajaja! agendo tu correo y te pasaré datos, saludos! Claudia.

  16. #16   Diego S. Olivera dijo: 29.12.2011 - 10:14hs de acuerdo, Claudia
    con gusto, cuando quieras
    aguardo tu correo
    saludos y buen año!
    Diego

  17. #17   FLORENTINO E. LOPEZ GOMEZ dijo: 08.08.2020 - 14:12hs QUIERO COOCER ESTE TERMINO O VOCABLOO FRACE SOBRE SHALACO... QUE SIGNIFICA ES NOMBRE DE UN PUEBLO,PERSONAJE,CULTURA, SI ALGUIEN ME PUEDE CONTESTAR DANDOME UNA RESPUESTA SOBRE SHALACO O SHALACOS ... GRACIAS

  18. #18   H. Walter Cazenave dijo: 07.08.2021 - 18:07hs Coincido en un todo, lástima que en nuestros institutos no se lo estudie como gran escritor. Y buena persona: guardo unas cartas que le escribiera siendo yo muy joven preguntándole acerca de historias de víboras.

    A propósito: leí un espléndido cuento de JWA respecto a la compra en oriente de unos aros para su esposa... pero olvidé título y/o libro donde figura ¿Me podrían ayudar?

    Saludos.



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