Un comentario generoso


Cuando en diciembre del 2008 salieron a la luz los 3 tomos de la nueva versión de "Los que se van" el autor en compañía de Sergio Elguezabal hicieron uso de la palabra. El Dr. Jorge Morello, destacado ecólogo que estaba invitado a participar del evento no pudo estar presente, pero envió estos comentarios que fueron leídos en público y que hoy compartimos con ustedes por los valiosos conceptos alli vertidos por tan alta autoridad ambiental en la Argentina.

Estimado Chebez:
Hablar de una obra cuya primera versión caló profundo en la sensibilidad de quienes piensan que el patrimonio nacional es mucho más que nuestra superficie territorial y reaparece enriquecida, actualizada, ampliada y mejorada en información, requiere más de un enfoque.

Por lo menos debemos contemplar la trayectoria del autor; la importancia de la biota que desaparece y el enfoque reciente sobre la articulación entre producción rural y conservación en un país con frontera agropecuaria muy activa presionando básicamente sobre humedales, bosques y selvas en las ecorregiones de mayor diversidad biológica del país, como son las del subtrópico.

Chebez ha masticado toda la biota nacional pero desde la Administración de Parques Nacionales cavó hondo en la fauna del Chaco, los campos argentino-paraguayos, el Ibera y la selva misionera.
El escenario donde ha trabajado Chebez estaba (y está) sufriendo dramáticas transformaciones de hábitats, riqueza biótica, extinción local de especies clave que participan en la reproducción de árboles dominantes del bosque y pajonales de los humedales.

Es prácticamente imposible frenar los endicamientos en el Ibera y el valle del Paraná. Hoy un proyecto suma 15.000 ha a las 80.000 existentes en Corrientes, provincia que aloja el 45 % de la rizicultura nacional y significa un volumen bruto de Producción (V.B.P.) de $39.900.000 .
En un escenario dramático de transformación acelerada de ecosistemas subtropicales será inevitable que adquiera una importancia creciente la información de "Los que se van".

Hay otras preguntas que requerirían una obra similar que traten de preveer cambios tan vertiginosos como el funcionamiento del Chaco sin bosques y el Iberá polderizado.

Chebez tiene, no solo compromisos muy fuertes con la conservación, sino con los pueblos originarios, su tesoro de conocimiento empírico y su calidad de vida y conozco lo que hizo y hace por los grupos lingüísticos de la etnia guaraní.

Quiero terminar este comentario con algunos datos de mi antigua experiencia: tengo suficientes años como para haber vivido episodios de extinción regional y local de las estupendas máquinas biológicas que describe Chebez en su obra de excepcional factura.En 1968 el botánico chaqueño Augusto Schulz me mostraba en colonia Benítez el cráneo del último yaguareté muerto en la Isla del Cerrito y que yo había sentido bramar en época de celo en Mato Groso y llegar a ver en el Gran Pantanal. A fines de los `60 también escuchábamos el "llanto", cuasi infantil, del aguara guazú en el Pico del Chaco y recorríamos unos 199 km de la Picada de la Comisión del Bermejo vacía de ganado y solo poblada en la costa del Bermejito por los wichi y en la aguada del cruce con la Picada 8 el olor de los cadáveres de chanchos de monte sacrificados por el cuero era insoportable. A fines de los `70 vimos pasar los camiones del Programa "Chaco Puede" llevando, casi sin excepción, "trofeos" en el techo de sus cabinas: desde oso hormiguero hasta corzuela y allí también pasó el último cadáver de aguará guazú que vivió en  esa zona del Chaco…

En los `50 presencié el trampeo de cardenales, que enjaulados, iban en envíos a Buenos Aires en tandas de 50 individuos; vi almaceneros y "turcos ambulantes" cambiando lienzos coloridos, aceite y harina por cueros de curiyú, lampalagua y yacarés. Vi desmontar fragmentos de quebrachales y algarrobales donde la fecundación inter-específica ponía en movimiento proceso de especiación: se cruzaban el quebracho colorado  santiagueño, con el chaqueño y con el "mestizo"; el algarrobo paraguayo con el blanco, el blanco con el negro; el vinal con el vinalillo …

Quiero terminar contando una actitud que transparenta el perfil profesional de Chebez: hace años, un joven que debía cumplir sus obligaciones militares solicitó hacerlo en la Armada, un destino que por ser muy largo todos trataban de esquivar. El lo consideraba una oportunidad excepcional para estudiar la fauna y flora patagónica. Cuando recaló en la base naval de la Isla de Los Estados elaboró un trabajo descriptivo de la biota de la isla que aún hoy es referencia obligada para quienes están estudiando los ecosistemas terrestres y costeros del sur del país.

No se cuanto tiempo permaneció Chebez  en tierra, tampoco qué otros territorios australes visitó, si se que cumplió a la perfección un plan de colecta de datos en las costas patagónicas. A raíz de la lectura de esas notas de viaje comienza mi interés en la personalidad y la talla de naturalista, del autor de "Los que se van" que obviamente se agigantó cuando comenzaron a aparecer sus propuestas de corredores biológicos y planes de manejo en la ecorregión del Chaco y la Selva Misionera.

Jorge Morello: Profesor Emérito de la UBA, Investigador Superior del CONICET y Miembro de Número de la Academia Argentina de Ciencias del Ambiente
 



10 de Junio de 2010

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