Sobre un curioso ejemplar de mara "blanco"

Nuestros lectores nos han hecho llegar dos interesantes fotografías de una Mara (Dolichotis patagonum), inusalmente blanca, tomadas el 2 de octubre de 2010 en un campo en las inmediaciones de Río Colorado, provincia de Río Negro. Nos informan que el animal (un juvenil) se movía en compañía de tres adultas y que en años anteriores en la zona se comentaba sobre avistajes de “maras blancas”, en campos distantes “a unas cinco leguas” (es decir 25 km) de donde fueron tomadas las fotos.

De un análisis más detallado de ambas fotografías puede advertirse (pese a la escasa calidad de las mismas) que el animal no es totalmente blanco, sino que conserva el color típico de la especie en las orejas e, incluso, que sus ojos no son colorados –como en los individuos albinos- sino de tono oscuro, por lo que nos volcamos a pensar que estamos ante un caso de “leucismo” (mal llamado albinismo parcial), una particularidad genética debida a un gen recesivo que produce el pelaje blanco en determinadas especies. Se diferencia del albinismo en que los individuos que sufren leucismo tienen tanto la piel como los ojos y la nariz de su color habitual: esto hace que no sean más sensibles al sol que el resto (incluso pueden ser un poco más resistentes debido a que el color blanco refleja mejor los rayos solares).

La mara, también conocida como liebre patagónica, es un roedor de notable tamaño, pues su peso varía entre 9 y 16 kg. Es endémica de nuestro país: vive desde el noroeste de Catamarca hasta el sudeste de Santa Cruz. Se la considera una especie VULNERABLE, pero no está claro el motivo por el cual sus poblaciones están disminuyendo: la pérdida de hábitat ante el avance de la frontera agropecuaria seguramente ha sido un factor importante. También se ha señalado que la introducción de la liebre europea (Lepus europaeus) y la oveja doméstica (Ovis orientalis aries), que compiten por espacio y recursos y le contagian algunas enfermedades (toxoplasmosis, paratuberculosis ovina, etc.) a las que es particularmente sensible, es otro motivo serio de amenaza. A todo ello debe agregarse que es perseguida por el hombre para aprovechar su carne.

Las alteraciones genéticas (albinismo, leucismo, etc.) son habituales en individuos cautivos, más proclives a la endogamia, que en poblaciones silvestres. De hecho, tenemos conocimiento de otro ejemplar de mara con leucismo, alojado actualmente en el Zoológico de Hamburgo (“Hagenbecks Tierpark”). La aparición de estos desórdenes genéticos en una población silvestre, como en el caso que comentamos, representa un llamado de atención sobre la salud de dicha población, que quizás esté aislada o bien sea relictual, lo que no puede menos que generarnos real preocupación. Más aún si le damos algún crédito a los comentarios sobre el avistamiento de otras “maras blancas” en la zona, en años anteriores.