Ricardo Luti, la partida de un maestro

Autor: Juan Carlos Chebez

El 31 de diciembre de 2010 falleció a los 86 años Ricardo Luti, noticia de la que recién nos enteramos varios meses después, lo que a su vez es un signo de cómo se relativiza la importancia y la obra de un destacado ecólogo vegetal de Córdoba y la Argentina y por sobre todas las cosas de un ser humano repleto de afecto y simpatía del que guardan un cariñoso recuerdo los colegas que lo trataron a diario en la Facultad de Ciencias Naturales de Córdoba o, incluso en congresos internacionales donde Luti se transformó en un referente de la Argentina, reconocido por su buen trato y excelente sentido del humor.

Pero si habría que elegir un rasgo que lo distinguiera sin duda, decir que era un maestro con mayúsculas, sería lo más apropiado y así lo recordarán numerosos estudiantes de la carrera de biología en la Universidad de Córdoba, no sólo por sus simpáticas clases y el trato casi de compinche que lograba inmediatamente con la mayoría así como en el campo dado que para Ricardo Luti, la mejor de las aulas era el Sistema Serrano que enmarca a la capital cordobesa.

Otro aporte insoslayable de Luti fue su preocupación pionera desde el ámbito de la investigación pura al movimiento conservacionista que tuvo su comienzo en la década de 1970 y que gracias a el puso a Córdoba en la vanguardia del tema a nivel nacional. Así había fundado CONACO, el Comité Córdoba de Conservación de la Naturaleza que por años fue un referente obligado en diferentes aspectos de la conservación, principalmente en el ámbito mediterráneo. Por sus aportes académicos tuvo una importante llegada también a la UICN (Unión Mundial para la Naturaleza) y sus recursos y quien lo tenía como consultor en su comité de conservación de ambientes montañosos.

Luti fue con Eduardo Gómez Molina, otro destacado ecólogo vegetal de Córdoba, autor de una de las más detalladas regionalizaciones fitogeográficas de la provincia de Córdoba, estudiando en detalle además la ecología de varias comunidades originales. A su vez fue uno de los impulsores primeros del Parque Nacional Quebrada del Condorito y justo es decirlo, si hoy es una realidad, fue en gran medida por su aporte pionero cuando casi nadie hablaba de la importancia de las reservas naturales y cuando en la federalista Córdoba no se veía con simpatía la posibilidad de ceder un terreno a la esfera nacional. Años después, junto con Gómez Molina, y gracias a la mediación del mismo Atahualpa Yupanqui, fue autor de la postulación del Cerro Colorado ante la UNESCO como Patrimonio Mundial Natural y Cultural, cosa que no pudo concretarse por la miopía de los gobernantes de entonces.

A nosotros nos tocó conocerlo en 1979 durante un safari juvenil de la Fundación Vida Silvestre Argentina en el que participábamos como guías junto a los agentes de conservación Esteban Bremer y Mario Beade. Con él salimos desde Córdoba, unido como uno más al grupo de escolares a los que con gran sentido del comentario amable y oportuno les fue explicando las características del Valle de Punilla como un privilegiado guía que traducía el paisaje. Más tarde, la trepada al célebre Cerro Uritorco, cuando aún no estaba invadido por los buscadores de OVNIs, lo consumó como un verdadero baqueano que revelaba paso a paso y a pesar de lo empinado del camino, cada vez una nueva sorpresa vegetal o un rastro animal que nos motivaba a continuar. Aún lo recuerdo en la cima del cerro sacando de su mochila, una especie de caja de Pandora, donde llevaba de todo, una barra de dulce de leche sólido que compartió en pequeñas porciones con las casi 30 personas que lo acompañábamos.

Quiso el destino que lo cruzáramos muchas veces e incluso que alguna vez invitado por los alumnos de biología a dictar conferencias sobre la selva misionera en la Facultad de Ciencias Naturales, nos alojara amablemente en su casa y nos acompañara incluso en los asados y guitarreadas nocturnas pues estaba siempre presente en todo ámbito desde el más académico hasta la reunión improvisada. Eso sumado a su verborragia, y su típica gracia cordobesa, lo hicieron siempre destacar.

En los años 90, siendo ya Director de la Delegación Regional NEA de la Administración de Parques Nacionales en Iguazú, nos tocó recibirlo con un grupo selecto conformado entre otros por su coterráneo, el destacado ecólogo Enrique Bucher, el Dr. José María Gallardo, el arquitecto Ricardo De Bary Tornquist, como parte del comité de notables externo que evaluaba el impacto ambiental de la obra hoy en funcionamiento que replanteó el manejo turístico y la reconstrucción de la pasarela Garganta del Diablo en Cataratas.

Fueron días bellísimos con el estruendo de los saltos de fondo y el contándonos sus aventuras en África en busca de los gorilas de montaña y esquivando revueltas bélicas y que siempre guardaremos en nuestra memoria.

Después nos llegaron noticias acerca de su jubilación, de que su salud no andaba bien y alguna vez de paso por Córdoba al preguntar por él, nos hablaron de su internación en un Instituto donde sólo algunos íntimos lo visitaban, contándonos que ya no era la misma persona que habíamos conocido, memoriosa, lúcida y simpática y que se había ganado nuestro corazón.

Preferimos seguir nuestro viaje pero justo es decirlo, siempre lo extrañamos y la última vez que visité la Facultad de Ciencias Naturales me parecía aún verlo en su gabinete o recorriendo sus pasillos.

Ricardo Luti finalmente partió y como también fue un gran impulsor del Club Andino en esa provincia y de las trepadas a las sierras, a nosotros se nos antoja que anda hurgando en algún cerro cordobés alguna planta extraña o preguntando en algún ranchito de las sierras el nombre que le dan a tal o cual yuyo. Vaya para él nuestro recuerdo y nuestra gratitud permanentes.



08 de Marzo de 2011

Comentarios



  1. #1   Diego S. Olivera dijo: 08.03.2011 - 20:00hs Juan, acabamos de leer tu artículo sobre Luti junto a Marce y nos emocionó enormemente. Una lástima su pérdida pero seguramentee estará en todos mantener vivo su recuerdo. Gracias por hablar de este Maestro con tanta pasión.
    abrazos grandes
    Diego

  2. #2   heriberto jorge lopez dijo: 01.04.2011 - 09:57hs como no podia ser de otra manera,correctamente acertada la opinión de juan c.chebez,por suerte ha dejado gente formada para seguir en el conservacionismo y en la divulgación de sus conocimientos,cosa que para mucha gente como yo,no pasará desapercibida,un abrazo juan Heriberto



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