Hoy el Iberá está de luto por la pérdida de su primer defensor y uno de los más grandes visionarios correntinos: Perico Perea Muñoz, quien como funcionario de gobierno estuvo a cargo de las primeras etapas de la consolidación de la Reserva Natural del Iberá, y luego como Presidente de la Fundación Iberá de acompañar siempre su crecimiento y defensa.
Perico, vivió y gestionó, en sus comienzos, con el apoyo de Juan Alberto Pita, Ince Apostol, Juan Leonardo Aquino y Vicente “Pico” Fraga, y luego con otros que se fueron sumando a lo largo de 20 años de trabajo incansable, la construcción de la primer seccional de guardaparques en Colonia Pellegrini, la incorporación de los mariscadores como guardaparques, la promoción del turismo en la laguna Iberá, la creación de la Fundación Iberá, el cambio de traza del tendido de alta tensión de Yaciretá para que no cortase al medio la laguna Iberá que hubiera afectando irremediablemente lo que hoy es el atractivo turístico más importante de Corrientes.
Gestionó las compensaciones de la represa Yaciretá para el sostén administrativo de la Reserva, acercando a investigadores y naturalistas para iniciar los primeros estudios biológicos de la fauna de Iberá, y generando el semillero y acercamiento de los actuales conservacionistas y ambientalistas para que Iberá siga siendo el mejor reservorio natural de la fauna y flora correntina.
Perico veía en el Iberá el ámbito del ser correntino, y así es y deberá serlo por siempre. El Ser correntino que es reflejo de su paisaje, de las aves y bichos que lo acompañan en sus mateadas matutinas, de las anécdotas surgidas en las recorridas del campo, en los cruces del estero, en el arreo de sus vacas, en el horizonte encendido de sus atardeceres, en los sapucay, y en todo eso que se vive cuando uno tiene arraigo con la tierra y su naturaleza originaria.
El Iberá y los que tenemos la suerte de vivir acá junto con los visitantes de la majestuosidad de los esteros, le agradecemos a este correntino de ley, Don Perico Perea Muñoz, todo lo que ha hecho por su cuidado y por el ser correntino que lo vive. Sabemos que puede descansar en paz, porque somos muchos los que seguiremos con su tarea, cuidando lo más preciado que tiene Corrientes.
Sofía Heinonen, desde el Iberá
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