Parque Luro: el paraíso de los foráneos


Especies autóctonas como maras, guanacos y ñandúes han desaparecido de la Reserva de Parque Luro amenazadas por las exóticas. Además, el bosque del caldenal también está en peligro.

Los primeros rayos del sol emergen en el horizonte y los habitantes de la reserva provincial Parque Luro se aprestan a comenzar con las actividades de un día que promete ser maravilloso. El canto de un cardenal amarillo se hace escuchar en el bosque, mientras las tímidas maras emprenden su camino a los pastizales cercanos en busca de alimento.En la costa de la laguna se pueden distinguir varios grupos de guanacos y ñandúes moviéndose apaciblemente, mientras las vizcachas, habitantes nocturnas de la reserva, se retiran a descansar hasta el próximo atardecer.Esta escena imaginaria bien podría ser una postal típica de la reserva, salvo que todas las especies mencionadas, habitantes nativos de nuestras tierras, hace tiempo que han desaparecido de Parque Luro.

Pampeano en problemas
El bosque de caldén actual es muy diferente del que conoció Pedro Olegario Luro cuando llegó para crear San Huberto a comienzos del 1900, la actual Reserva Provincial Parque Luro. Los otrora imponentes bosques ya no forman parches de varios miles de hectáreas y varias de las especies que poseían allí un hogar seguro, hoy se encuentran amenazadas o en peligro de extinción. Las hectáreas que poseía su suegro, Ataliva Roca, son una muestra de las masas boscosas que existían por aquel entonces.Lamentablemente no pasaría mucho tiempo para que la situación del caldenal cambiara radicalmente. Junto con las guerras mundiales llegaron las épocas de las grandes hachadas y el ataque sin cuartel al caldenal, que no alcanzó para exterminarlo pero sí para dejarlo de rodillas, esperando la estocada final.

Hoy por más que busquemos intensamente por toda la provincia veremos que no existe una porción mayor a 1.000 hectáreas, y que el bosque que queda, además de estar íntegramente fragmentado, sufre un profundo empobrecimiento.El curtido caldén capaz de soportar perfectamente los rigores climáticos de nuestra provincia y formar maravillosos bosques está perdiendo la batalla contra la frontera agropecuaria, contra la extracción desmedida del ser humano y, por qué no decirlo, contra la indiferencia.Recientemente catalogado entre "vulnerable" y "amenazado", dos de las categorías más graves, por un relevamiento forestal realizado por la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, el estudio viene a oficializar lo que todos sabían pero pocos se atrevían a confirmar: el caldenal poco a poco va perdiendo terreno en la provincia de La Pampa de una manera por demás preocupante y necesita de nuestra ayuda inmediata para poder sobrevivir.

Santuarios de vida
La declaración de un área protegida constituye una acción excluyente para la preservación de un sistema natural, la protección de su biodiversidad y maximizar los servicios ambientales que nos presta a los seres humanos, además de constituirse en puntos estratégicos para proyectos de conservación a escala regional.La única porción de bosque de caldén protegido en la provincia de La Pampa son las casi 7.000 hectáreas de la Reserva Provincial Parque Luro. Esto habla de la urgente necesidad de crear nuevas áreas protegidas de caldenal y realza la importancia de Parque Luro en la protección de dicho ecosistema.Evar Amieba relata en su libro "El Parque Luro", que en 1903 un amigo personal de Luro, el duque de Montpesier, organiza una cacería a estas tierras con intención de encontrarse cara a cara con alguno de nuestros pumas. Lo que más llama la atención del relato de un participante de dicha partida, es su referencia a que "guanacos y avestruces cayeron a centenares bajo el proyectil certero de los cazadores", aunque no eran estas las presas que ellos venían a buscar. Más adelante el autor narra también la aparición de una boa de las vizcacheras (Boa constrictor occidentalis) en el predio y con posterioridad la de un lagarto overo (Tupinambis merianae). Estos episodios sirven para hacernos una idea de cuán diferente era la situación de éstas especies nativas comparándola con la actual, donde solo luchan por sobrevivir.

Importando problemasLamentablemente para el caldenal y sus habitantes el desmonte que se avecinaba sería sólo una de las tantas dificultades que tendrían que enfrentar. Para reforzar una fauna nativa que era considerada "floja" para la actividad cinegética, en 1907 llegan los primeros ciervos y jabalíes a San Huberto, el primer coto de caza organizado de la Argentina.Dicho proyecto fue más que exitoso ya que los individuos traídos no sólo se reprodujeron rápidamente en la reserva sino que con el correr de los años y la desatención del lugar, muchos ejemplares escaparon y comenzaron a dispersarse por los campos vecinos y luego por toda la provincia.Por invasiones biológicas se entiende el ingreso de alguna especie silvestre a áreas que están fuera de su rango natural de distribución, como una consecuencia directa de las actividades humanas. Este fenómeno ha tenido tan alto impacto en los ecosistemas de todo el mundo que son la segunda causa responsable de extinción de especies después de la pérdida de hábitat. El 20 por ciento de los vertebrados terrestres del planeta están amenazados como consecuencia directa de una especie introducida.

Dañinos
Entre las especies exóticas que más daño ocasionaron en los ecosistemas que invadieron se encuentran sin ninguna duda los ilustres huéspedes de Parque Luro: el ciervo colorado (Cervus elaphus) y el jabalí (Sus scrofa). Ambas especies son responsables de grandes desastres ecológicos a lo largo de todo el planeta debido al impacto que ocasionan en la estructura de la vegetación, desplazando a muchas de las especies con las que comparten el hábitat, encontrándose catalogadas entre las 100 peores especies invasoras de todo el planeta.La introducción del ciervo y el jabalí en Parque Luro para algunos significó un logro importante e incluso hasta nuestros días se insiste en mostrar al ciervo colorado como una de las grandes atracciones de la reserva.

Desde el punto de vista ambiental se podría decir que dicha acción fue el inicio de un empobrecimiento integral del ecosistema y de una importante pérdida de especies. La provincia de La Pampa tiene hoy el triste privilegio de poder afirmar que los ciervos colorados y jabalíes que asuelan los bosques de toda La Pampa y gran parte de la Argentina provienen de aquellos que escaparon de Parque Luro.En un área protegida no son un recurso natural renovable por más que su comercialización genere buenos dividendos. Para su explotación, tanto cinegética como turística, existen infinidades de cotos de caza y estancias turísticas en la provincia que prestan excelentes servicios. En Parque Luro son especies exóticas nocivas para nuestros ecosistemas y como tal hay que considerarlos.

Amenazantes
La República Argentina ratificó mediante la ley 24.375 el Convenio sobre Diversidad Biológica, donde en el artículo 8 ("Conservación in situ") menciona que las partes deberán impedir que se introduzcan, controlen o erradiquen las especies exóticas que sean una amenaza para la biodiversidad local y establezcan las normativas que fueren necesarias para la protección de los recursos.A su vez el Decreto Reglamentario 1.283/95 de la Ley 1.321 del Sistema Provincial de Areas Protegidas, dentro del artículo 3° aclara expresamente que se prohiben "las alteraciones de las características naturales y paisajísticas de especial relevancia para la reserva; la Introducción de especies exóticas de la flora y la fauna".Que el ingreso de especies exóticas a la reserva se haya producido antes de la elaboración de las citadas leyes, no quiere decir que no podamos comenzar a revalorizar nuestra fauna y nuestros ecosistemas y empecemos a plantearnos el retorno de las especies perdidas.Cada vez que escucho bramar un ciervo colorado en Parque Luro, como pampeano preocupado por la conservación de nuestras especies nativas, no puedo evitar sentirme molesto y con cierto sentimiento de culpa.Con la masa vegetal que consume esta especie viviendo a sus anchas en un área protegida, tranquilamente podrían vivir varios guanacos o vizcachas o ñandúes o maras, o por qué no, venados de las pampas, que en definitiva son los que necesitan de nuestra urgente atención.

Tal vez sea hora de empezar a soñar con un Parque Luro que sea un santuario para nuestra fauna, que se erija en el bastión de la recuperación de nuestros bosques y de su riqueza biológica. Con un Parque Luro que nos haga sentir orgullosos como pampeanos de saber que tenemos un área protegida que además de ser admirada por todo el que la visita, cumple con sus principales objetivos de conservación.¿A usted le parece que será posible lograrlo? ¿O tan sólo tendrá cabida en nuestros sueños?



25 de Junio de 2010

Comentarios



  1. #1   franco dijo: 11.10.2010 - 17:07hs Que se puede hacer con esto

  2. #2   valeria dijo: 01.10.2020 - 12:16hs hola
    mi hijo lo tiraron y lo fracturaron las muñecas por culpa de unos niños



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