Especies en peligro de extinción: pasado, presente y futuro

Una de las consecuencias más notorias del desprecio del hombre por la naturaleza, radica en la extinción de las especies, dado su carácter irreversible e irreparable hacia el patrimonio natural de la humanidad. Según la Red List 2011 se han extinto del mundo más de 250 anfibios, reptiles, aves y mamíferos, encontrándose algunos más, extintos en la vida salvaje y por lo tanto sin posibilidades de volver a poblar ningún territorio en el planeta. A estos números deben sumarse muchísimos peces, invertebrados y plantas que se han extinto a lo largo de la historia, siendo el hombre el principal factor de aceleramiento en este proceso que, en la historia evolutiva de cada especie, es natural.

En nuestro país aparecen como extintas el guacamayo violáceo, el chorlo polar y el zorro malvinero, estas tres especies han dejado de poblar el planeta y tenían parte o el total de sus poblaciones en nuestro país.

Otras especies amenazadas en el mundo y que ya no se han vuelto a ver en la Argentina son el lobo gargantilla, el pato serrucho, el oso de anteojos, la lagartija de los exploradores, entre otros y entre las especies con mayor grado de amenaza aparecen la ranita atacameña, la rana del Valcheta, la ranita de Laguna Blanca, la tortuga yabotí, la lagartija del Nihuil, el lagarto de cobre, la boa arcoiris misionera, el guanay, el hocó oscuro misionero, el macá tobiano, el ganso de monte, el cauquén colorado, el aguilucho blanco, la harpía, el águila monera, la gallineta chica, dos especies de guacamayos, el tatú carreta, el carayá rojo, el yaguareté, el chungungo, el chancho quimilero, el venado de las pampas, la chinchilla grande, varios tuco-tucos, entre otras.

La mayor parte de estas especies han incrementado su grado de amenaza con el correr de los años por falta de políticas serias y continuas en el tiempo que bregaran por su protección; algunas de ellas no se hallan resguardadas ni siquiera por un área protegida, o sea, se encuentran totalmente desamparadas. Leyes de gran valor como la creación del Corredor Verde en Misiones cuyo objetivo es mantener una tercera parte de la provincia con cobertura vegetal nativa y así proteger el territorio del yaguareté y otras especies, fue discontinuada por el cambio de autoridades provinciales perdiéndose así una gran oportunidad.

Unas pocas especies han mejorado su estatus de conservación por el paso del tiempo pero no mayormente por implementación de programas de recuperación sino por cambios en el mercado que bajaron el precio de sus cueros y/o pieles siendo entonces su caza de poco interés, como en el caso de los yacarés.

La transformación de los ambientes, la introducción de especies exóticas y la caza, especialmente en el caso de los mamíferos, son las principales causas de extinción de las especies en el mundo. La falta de políticas claras de ordenamiento territorial, la escasa superficie protegida en el país y/o implementada, el fomento de especies exóticas como mascotas con el potencial riesgo de escape y asilvestramiento son temas que deben trabajarse seriamente y con políticas a largo plazo que logren revertir esta difícil situación que atraviesa la biodiversidad de nuestro país.

Esperemos entonces que cesen los intereses personales, se de continuidad a las buenas medidas de conservación, se creen más parques nacionales y provinciales de gran superficie, especialmente en el norte del país, propietarios de grandes extensiones puedan crear sectores de reservas privadas para colaborar con la protección y resguardo del material genético y biodiversidad del país ya que son poseedores de un pedacito de creación, aumenten los estudios sobre especies amenazadas y los proyectos de reintroducciones y restauración de los ambientes degradados del país para en el futuro poder decir que el grado y cantidad de especies amenazadas de nuestro país ha disminuido y que hemos logrado, aunque sea en parte, proteger nuestro patrimonio natural.

Artículo publicado parcialmente en la revista El Federal, del 10 de febrero de 2011.