La conservación del sector de islas del Departamento de Victoria, Entre Ríos
¿Qué está pasando en las islas?
El Delta del río Paraná es una de las regiones naturales más grandes del país que aún conserva importantes extensiones poco alteradas por el hombre. Las islas comprendidas entre Rosario y Victoria son una clara muestra de ello. Abarcan un gran tramo representativo del Delta Medio, con extensas praderas de plantas herbáceas que conforman una heterogeneidad de mosaicos según el predominio de unas u otras especies, multitud de lagunas y bosques de sauce criollo, de aliso de río, de espinillo y de timbó blanco.
Comenzada en el año 1999 y finalizada en el 2003, la construcción del puente Rosario-Victoria dividió la zona en dos y generó graves impactos ambientales. La cara más visible de estos impactos son las constantes quemazones que tanta repercusión tuvieron en los medios de prensa las últimas semanas, aunque la historia se venga repitiendo desde la inauguración de la conexión vial al facilitar el acceso a lugares antes casi inaccesibles y semi vírgenes. De este modo, las cabezas de ganado se quintuplicaron a la par que aumentaron los focos ígneos para inducir el rebrote de pastos.
La provincia de Entre Ríos no supo, o no quiso, buscarle una salida a los reclamos de Santa Fe, más precisamente de los rosarinos que reciben de frente la humareda. Por este motivo la municipalidad de Rosario hace algunos meses convocó a funcionarios públicos, instituciones y ONGs a una reunión con el fin de solicitarle a la nación que declare la emergencia ambiental en la zona, impulse un proyecto para crear un parque nacional y frene la discutida "ley de arrendamientos" hasta tanto no se realicen estudios de impacto ambiental. Justamente esa ley sancionada por Entre Ríos el año pasado posibilita arrendar por licitación las tierras fiscales presentes en las islas, traduciéndose en más ganado y más quemas.
Los incendios intencionales son sólo una parte del problema. El puente también produjo alteraciones en el régimen hidrológico del río Paraná al actuar como un dique reteniendo sedimentos y retardando el paso del agua durante las crecientes. Si bien la última gran inundación tuvo lugar en el año 1998 (cuando la obra no había comenzado) hay una gran expectativa por saber cómo se comportará la siguiente al toparse con varios kilómetros de terraplenes en su camino. Otros efectos negativos sobre el ambiente comprenden a los proyectos inmobiliarios planeados a lo largo del camino y la muerte de animales por atropellamiento.
Aparte, la sobreexplotación del sábalo, especie clave en la cadena trófica de los ecosistemas acuáticos, ha mermado las poblaciones de otras especies de peces que se alimentan de sus huevos, larvas, juveniles y adultos.
Como vemos, el alto impacto ambiental de la obra, antes de su construcción ya ameritaba planificar un sistema de áreas protegidas compensatorias con un tamaño y un grado de protección acorde a la gravedad de las alteraciones.
Propuestas de protección
Si bien en el año 2003 la municipalidad de Victoria creó una reserva de uso múltiple en todo su sector de islas, en la práctica esta aún no se ha implementado, careciendo totalmente de infraestructura y control, y la enorme superficie del área (376.000 hectáreas) excede la capacidad del municipio para manejar la situación. Además, su creación no contempló una zona núcleo con un nivel mayor de protección, como se recomienda en esta categoría de manejo, máxime teniendo en cuenta su tamaño y el impacto sufrido por la construcción del puente.
El actual desafío consiste en recategorizar el área, según los diferentes usos. La zona núcleo propuesta comprendería el mayor terreno fiscal del Delta con una superficie estimada en 138.000 has. Allí, resulta aconsejable la creación de un Parque Nacional, aprovechando la situación catastral y la casi total ausencia de pobladores. El turismo, la educación ambiental, la recreación, y la investigación son las actividades compatibles con esta categoría de manejo. Al ubicarse tan cerca de una gran ciudad como Rosario el futuro parque atraería una gran cantidad de visitantes. No es descabellado pensar que los mismos generen ingresos económicos similares o superiores a los percibidos por el actual arrendamiento de las tierras (sin considerar el costo ambiental de esta actividad).
Sin embargo, otra alternativa sería la creación de un Parque Nacional y un Parque Provincial que podrían ocupar aproximadamente 69.000 has cada uno, o según lo que se considere conveniente De esta manera la provincia mantiene el dominio y la jurisdicción sobre una importante superficie y cede la otra mitad a la nación a cambio de que la APN se encargue del manejo de ambas áreas protegidas hasta tanto Entre Ríos este en condiciones de asumir el control del Parque Provincial.
Vale señalar como antecedente de protección la existencia de un documento del año 1994 ("Informe sobre el relevamiento preliminar del área fiscal del dto. Victoria, zona de islas (Pcia. de Entre Ríos) para la elección de una futura área de reserva provincial de flora y fauna") cuya elaboración fue solicitada por la provincia a un grupo de investigadores de la UBA expertos en la región.
El resto de la superficie (unas 238.000 ha) comprendería la zona de amortiguación del área núcleo, dentro de la cual se permitiría la realización de actividades productivas bajo un marco sustentable. Para este caso es deseable la implementación de una Reserva de Uso Múltiple Provincial.
Las islas de Victoria reúnen una combinación de factores que difícilmente coinciden todos juntos en la actualidad: aceptable estado de conservación general, muy baja densidad poblacional, grandes terrenos fiscales y cercanías de importantes ciudades. Está en nosotros saberlos aprovechar.
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