El cole de los chicos guardaambientes


En el barrio General Deheza, en medio de la Reserva Militar Natural La Calera, hay una cole distinto al resto. Espinillo, piquillín, algarrobo y quebracho significan aprendizaje, porque la primaria Antártida Argentina, desde el año 2007, le ofrece a sus alumnitos formación ambiental y los pibes terminan la escuela con el título de Guardaambientes Infantiles.

Una “Ecoaula”, el vivero de plantas autóctonas y la huerta son los lugares diferentes que tiene este cole de General Deheza. A la institución asisten unos 600 alumnos de varios barrios de la zona y las problemáticas ambientales atraviesan toda la currícula de la Antártida Argentina, focalizada en el proyecto “Con ciencia, el futuro es posible. Conocemos y cuidamos el ambiente”.

“En 2007 decidimos darle este perfil a la institución porque las problemáticas ambientales son cada vez más contundentes. Nosotros vemos en los chicos una posibilidad de cambio de actitudes y por eso nos focalizamos en este camino. Nuestros docentes tienen una historia de vida muy linda relacionada a la naturaleza, a la sustentabilidad, y una formación muy buena”, comentó Patricia Villalba, la dire de la escuela.

En el cole, los más pequeños disfrutan del contacto con la naturaleza. Los de primero, segundo y tercer grado son los encargados de la huerta, cosechan los rabanitos y las lechugas que siembran y las comparten con sus compañeros o las llevan a casa, lo que motiva a varios padres para que tener su quintita propia en el hogar.

Los alumnos de segundo ciclo aprenden sobre problemáticas ambientales emergentes como el cuidado del agua, los incendios y la deforestación.

En esta particular escuela, los docentes no son los únicos encargados de transmitir conocimientos. La solidaridad entre los compañeros es un valor que se imparte al aire libre, y en muchas oportunidades los más grandes son los encargados de compartir y transmitir todo lo aprendido a los más pequeños. Por ejemplo, enseñándoles lombricultura.

Los de cuarto grado trabajan la temática de pueblos originarios y ambiente y la finalización de este curso lleva a un viaje al Cerro Colorado.

Guardaambientes. Quinto es un grado muy especial para la Antártida Argentina. Los chicos reciben una instrucción importantísima: el curso de guardaambientes que da la Municipalidad de Córdoba, en el que al menos en ocho clases los pibes aprenden cuáles son la problemáticas ambientales de nuestra provincia y cómo cuidar nuestros recursos.

“Vemos los que son los derechos de los niños, la importancia de la participación ciudadana y trabajamos lo que es ambiente haciendo recreaciones. Por ejemplo, los chicos someten a juicio al fuego, que es acusado por los animales y las plantas autóctonas. Es una recreación hermosa que hacen los alumnos y con la que aprenden mucho”, dice Patricia.

Una vez finalizado el curso, los alumnos ya tienen una misión más que importante en nuestra ciudad: enseñar con el ejemplo el cuidado del ambiente y reciben el honorable título de Guardaambientes Infantiles.

Desde que la escuela se inclinó por la educación ambiental, Córdoba ya cuenta con un escuadrón más que capacitado de 500 pequeños centinelas ambientales.

Vivero. Los más grandes, los chicos de sexto, tienen a cargo el vivero de la escuela. Ellos se encargan de la producción de plantas de especies nativas (las que son muy importantes para conservar el suelo, el agua y la fauna de nuestra provincia) y después son destinadas a instituciones que las necesitan.

La dire explicó: “Específicamente es un vivero forestal. De la Reserva San Martín nos pidieron tuscas, así que esa será nuestra próxima producción. Hacemos las siembras de acuerdo a la demanda. Hoy tenemos sembrados más de 70 espinillos”.

Ecoaula. El espacio más significativo de la escuela es el patio. Para la Antártida Argentina el edificio no es único lugar de aprendizaje, por eso los chicos comparten mucho tiempo al sol.

La “Ecoaula” es una aula al aire libre. Pastos, cielo, unos bancos bien de plaza y un pizarrón son el ámbito para aprender ciencias naturales y sociales.

“Reformulamos el patio de la escuela. Fuimos tomando posesión de este espacio y lo fuimos transformando para tener un sector ambiental”, contó Patricia.

En el proyecto de la escuela confluyen varias instituciones. Entre ellas están la Fundación Acude con el programa Educar Forestando, el Inta Pro Huerta y la Facultad de Agronomía de la Universidad Nacional de Córdoba.

“La huerta y el vivero nos ayudaron mucho con los chicos más problemáticos e inquietos. Es muy lindo ver como a partir de estos espacios los alumnos difíciles se integran más al grupo y entablan otra relación con la maestra”, se enorgullece la dire.

“Es todo un desafío porque hay muchas cosas que las aprendemos con los chicos. El año pasado el resultado final fue hermoso. El compromiso que ellos toman es enorme y lo llevan a la casa. A medida que los chicos crecen con esta formación es mayor el compromiso que tienen. Con esto aprendemos todos los días”, contó Barbara Piva Negrini, docente de sexto grado.



01 de Julio de 2011

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