Peces en peligro de la Argentina (parte 1)

Todos sabemos que hay aves, mamíferos y plantas en peligro de extinción. Para mencionar un ejemplo de cada grupo: la monjita dominicana (Xolmis dominicana), el venado de las pampas (Ozotoceros bezoarticus) y el pino paraná o araucaria misionera (Araucaria angustifolia). Sólo unos pocos ejemplos de cientos de especies en peligro. Basta colocar su nombre en google para verlas cara a cara (siempre mejor escribir el nombre científico y aún así a veces se encuentran mal identificadas). Sabemos que hay especies amenazadas en todo el mundo y en toda la Argentina. También conocemos la situación, al menos general, de varios reptiles (ampalagua, tortuga terrestre, yacarés) y algunos anfibios (rana del Valcheta, ranita de Laguna Blanca, ranita atacameña). Probablemente sepamos de su situación delicada desde hace tiempo, quizás muchos años. Pero es muy probable también que hayamos conocido su existencia o el detalle de sus amenazas y estatus gracias a la obra de Juan Carlos Chebez.

En uno de sus libros (Otros que se van; año 2009) menciona cientos de especies que pueblan la Argentina y que si bien no poseen una categoría crítica de amenaza, o al menos no preocupante (En peligro crítico, En Peligro, Vulnerable) sí merecen especial atención y más estudios poblacionales así como más o mejores áreas naturales protegidas que las amparen. Y a esta altura de los hechos y el conocimiento todos bien sabemos que no se trata sólo de intentar perpetuar su destino (o mejor: permitir que las especies sigan su camino, ya que es probable que muchas de ellas se extingan tarde o temprano, pero será debido a procesos naturales). No es justo (entre otras cosas) que los seres humanos aceleremos los procesos ecológicos negativamente ni que facilitemos constantemente la desaparición de la flora y la fauna que nos acompaña (nos nutre, nos protege, nos cura…!) en esta nave llamada Planeta Tierra.

Y volviendo al inicio del párrafo anterior, en ese mismo libro de más de 500 páginas hay al principio un listado comentado de las especies de peces presentes en la Argentina (marinos y de agua dulce) considerados con algún grado de amenaza. La lista fue elaborada por Juan Carlos Chebez, Hugo López (reconocido ictiólogo argentino, de amplia trayectoria y mérito) y José Athor (un destacado naturalista, además aguerrido defensor de los talares bonaerenses). Más de 30 páginas se precisaron para apuntar las especies marinas y continentales que enfrentan riesgos, más algunas cuyo estatus es incierto o bien la información disponible es escasa como para evaluarlos correctamente. Los criterios que se siguieron para la asignación de las categorías se pueden consultar en la misma fuente.

De todos modos, vale la pena mencionar a algunas de las especies, ya que son tan bellas como enigmáticas y al mismo tiempo muy importantes en los ambientes que habitan. Entre los peces de agua dulce, la mojarra desnuda (Gymnocharacinus bergi) se destaca por muchos aspectos: su cuerpo, cuando adulta, carece de escamas (una rareza entre los peces; las va perdiendo durante su desarrollo), su distribución se encuentra restringida al arroyo Valcheta en la vertiente rionegrina de la meseta de Somuncurá (¡no existe naturalmente en ningún otro lugar del planeta!) y es la única especie de pez continental que está considerada En Peligro en la Argentina. Además posee diversas cualidades en su comportamiento y biología en general que resultan de gran interés para su estudio. Pero en estos momentos es primordial su conservación.

Otros peces de agua dulce con amenaza de extinción concreta son dos especies de “peladillas” (género Aplochiton) y dos especies de “puyenes” (género Galaxias), las cuatro habitantes de cuerpos de agua patagónicos, joyas de aquellas cuencas australes, cada una con sus preferencias de hábitat y dieta particulares, pero que comparten una amenaza: la ya histórica introducción y presencia de peces introducidos muy voraces y agresivos: las truchas y otros salmónidos.

En el litoral mesopotámico existe otra especie maravillosa, con adaptaciones particulares. Se trata de la “lepidosirena” o “pez pulmonado” (o “pirá-cururú”, para los guaraníes) (Lepidosiren paradoxa). Este pez, cuyo aspecto recuerda al de las anguilas, posee la capacidad (a veces, la obligación…) de enterrarse en épocas de sequía, cuando baja mucho el nivel de las aguas y puede sobrevivir un tiempo en esa condición respirando oxígeno atmosférico gracias a su vejiga natatoria, que se ha transformado en el curso de su evolución en un verdadero pulmón. La lepidosirena se considera en la categoría Vulnerable, al igual que los puyenes y las peladillas antes mencionadas.

Entre los peces marinos, varias especies de rayas y tiburones ostentan el triste mérito de ser las más amenazadas del mar argentino. Algunos de ellos son: la raya pintada (Atlantoraja castelnaui), dos especies de gatusos (género Mustelus), el pez sierra (Pristis pectinata) y el pez ángel o “angelote” (Squatina argentina) entre varios otros que se encuentran categorizados como “En Peligro” para la Argentina.

Pero el detalle de los peces marinos, así como algunas de las amenazas y problemas de conservación concretos que enfrentan los peces en general, se tratará en una próxima nota.

Agradezco la ayuda y lectura crítica del texto por parte de Hugo López y José Athor.