Carlos Luis Spegazzini, nación el 20 de abril 1858, en Bairo, Italia, fue botánico y micólogo, y como un verdadero naturalista fue explorador, maestro y se interesó por otras disciplinas como la ornitología, integrando la Comisión Directiva de la Asociación Ornitológica del Plata.
En su carrera, describió la abultada cantidad de 2.686 nuevas especies de plantas y hongos. Spegazzini se formó académicamente en Italia, especializándose en el estudio de los hongos.
En 1879, parte hacia Sudamérica para estudiar los hongos de la región. Tras una breve estadía en Brasi, arriba hacia fines de ese año a la Argentina.
En 1880 es incorporado a la Universidad de Buenos Aires, donde publica sus primeros trabajos en los Anales de la Sociedad Científica Argentina, siendo su primer hongo descripto el Agaricus platense. En 1881 participa de la expedición ítalo-argentina, al mando de “Giacomo Bove” a la Patagonia, llegando hasta Tierra del Fuego.
Tras su regreso se establece en La Plata, donde asienta definitivamente su residencia, participando de la fundación de la Universidad Provincial de La Plata.
Edita la "Revista Argentina de Botánica", de la cual aparecen 4 números, redactados exclusivamente por él.
Carlos Spegazzini falleció el 1 de julio de 1926, en su testamento declara al Museo de Ciencias Naturales de La Plata heredero de su casa, sus colecciones y su instrumental científico, con el propósito de que fuera fundado un instituto de botánica que llevara su nombre. En respuesta a su voluntad, se creó el Instituto Carlos Spegazzini, abierto en 1930 y continuando hasta el presente.
En homenaje a Carlos Spegazzini fueron denominadas numerosas especies de plantas y hongos, entre ellos el cactus Rebutia spegazziniana y Mimosa spegazzini.
También lo recuerdan el Glaciar Spegazzini en el Parque Nacional Los Glaciares, Santa Cruz; la localidad de Carlos Spegazzini, colindante a Ezeiza, en la provincia de Buenos Aires y La Reserva Micológica en Santa Catalina, Lomas de Zamora.
Extractamos del Boletín de la Academia Nacional de Ciencias, Volumen 28,Números 3-4, de la Academia Nacional de Ciencias, 1926, las siguientes palabras:
“... la micología argentina ha sido tan sólo vislumbrada por mí, o tal vez arañada, como bien podrá concebirlo toda persona entendida en la materia cuando piense en la extensión y en la variedad del suelo y clima de este país; adelante, pues, los hombres de buena voluntad, tanto más ahora que muchas dificultades han desaparecido y que las facilidades de transporte ha acercado los extremos límites, brindando rapidez, seguridad y comodidad entre todos los puntos…"
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